• No soy la muerte

    Hola a todos, hoy es miĆ©rcoles de historias en esta ocasión es una de terror, arriba puedes leer el titulo, espero que sea de tu agrado, bueno sin mĆ”s te dejó con la historia, nos vemos al final de esta.



    Estos días he estado tan reflexivo, la edad me ha pasado factura, estos 72 años de vida han sido magníficos hasta los 65, He visto todo lo que un hombre debe ver y hacer, trabajé duro para tener un buen empleo, me desgasté y regalé los mejores años de mi juventud para tener "estabilidad", no habría sobrevivido a tal abuso de no haber contado con la mujer de mi vida, mi querida Karla, bueno eso fue hasta hace 7 años cuÔndo falleció, esa fue la última vez que vi a mis hijos y nietos, las personas que se supone debían apoyarme en este momento, sólo ellos saben cuÔnto amé a su madre.


    El estar sólo siendo un viejo hace daño, la soledad en la juventud se compensa viajando y siendo frívolo, pero ahora siendo viejo esperas una llamada, un saludo de un extraño, nada de eso pasa, ni pasarÔ.
    El miedo que me envuelve al estar en casa es asfixiante, las paredes son frías, me cuesta conciliar el sueño, siento que alguien me mira mientras duermo, mientras como o leo algún libro, simplemente la sensación no me deja estar en paz.

    Quisiera dormir, poder descansar, busco que alguno 

    de mis hijos venga a verme, realmente tengo miedo 

    de estar en esta casa, pero todos me dicen: "estoy 

    ocupado papĆ” serĆ” en navidad u otra ocasión, lo 

    lamento", la soledad no me estĆ” matando, "ellos lo 

    hacen", no veo la hora para partir de este mundo

    ParecĆ­a que por fin podĆ­a descansar, de no ser por esa risita estridente que me despertó, al carajo el sueƱo, me mantendrĆ­a despierto al menos 4 horas, me va a volver loco, el cansancio me venció unos minutos, pero al despertar vi esa sonrisa, la sonrisa de una niƱa, sonreĆ­a tocando mi mano, con dulzura, una sonrisa se dibujó en mi rostro, ella la notó y acto seguido desfiguró su rostro mientras las cuencas de sus ojos se vaciaban. 


    !crackĀ” el dolor me dejó sin voz,! Mis dedosĀ”, !mis 

    dedosĀ”,!oh Dios mĆ­o mis dedosĀ”, estĆ”n rotos, la voz 

    se fue de mi garganta, las lĆ”grimas escurrieron por 

    mi cara, la niƱa reƭa y se alejaba.

    El dolor era insoportable, me desvaneció.

    Desperté con el dolor punzante en mi mano, enseguida fui al hospital para que me atendieran, las lÔgrimas volvieron, aquella niña se veía como una expresión de quietud y tranquilidad.

    Volví a casa con una mano entablillada, si antes me sentía inútil, ahora era un estorbo. Pasaron dos noches, dos noches en las que pude dormir, la tercera noche me despertó su risa, se acercaba dando saltitos, riendo, acercÔndose a la habitación, algo malo estaba a punto de suceder.

    Se paró frente a la puerta de mi habitación, los pies podían verse por debajo de la puerta, la luz proyectaba su sombra, permaneció unos momentos y desapareció, una oscuridad invadió mi mente, me quedé dormido.

    Desperté con la mano totalmente incapacitada, no estaba mejorando, al pie de la puerta de mi cuarto había una hoja, una Crayola y un número "5", quizÔ sea el número de días que me quedan de vida. OjalÔ hubiera sido así, la tortura se extendió por dos o tres meses mÔs, primero pasaron semanas sin escuchar su escalofriante risa, creí que simplemente me había dado aviso sobre mi muerte y podía referirse a 5 semanas, meses o incluso años, al ir a dormir y tocar la cama el aire se volvió pesado, respiraba con dificultad, parecía estar a miles de metros sobre el nivel del mar, su risa se escuchó por la cocina, por la sala, las escaleras y finalmente mi habitación, giró alrededor de mí, reía, me miró de nuevo a los ojos mientras tomaba mis muñecas, sabía lo que venía a continuación.

    Ahogué mi grito y mis oídos se negaron a escuchar, sabía que esta vez había roto ambas manos, no quería mirarla, sólo quería que se fuera, zapateó por toda la habitación, riendo, pronto los pasos se desvanecieron, me acerqué al borde de la cama dejando colgar mis manos, abrí los ojos, en la cajonera junto a mi lÔmpara había una hoja y el número 4.

    Desperté, ahora no soy útil para nada, no puedo abrir la puerta para huir, o tomar el teléfono, comer es algo casi imposible, sólo espero la muerte, esa noche venía de nuevo por mí, estar en cama era horrible, me quedé en el sofÔ sentado, al llegar la madrugada, apareció, sus zapatitos se escucharon ahora de arriba abajo, tenía los ojos cerrados, respiraba lentamente, el dolor subió enseguida, mis tobillos y la tibia estaban rotos, lloré por horas... ¿Hijos dónde estÔn?

    -Abre los ojos, serĆ” divertido

    No lo hice

    -Hazlo o se pondrĆ” peor.

    No hablé ni abrí los ojos, tomo mi boca, la abrió.

    - ”Que abras los ojos!

    Nada, Su mano comenzó a cortar mi lengua, el sabor a sangre me llenó la boca, lloraba, jadeaba, maldecía.

    DespertĆ© de la inconsciencia, abrĆ­ los ojos, no habĆ­a 

    rastro de sangre en el piso ni en el sofĆ”, sin embargo

    sabĆ­a que mi lengua ya no estaba dentro de mi 

    boca, ahora mƔs que nunca deseaba la muerte.

    Inútil, sin poder moverme, sucio, hambriento, y sin fuerzas sólo esperaba la noche, llegó la esperé con los ojos abiertos, hoy debía tomar mi vida, sus ojos negros me miraron.

    Que lindos ojos tienes, exclamó
    Vi como sus dedos se acercaron tan rÔpido, los hundió en mis cuentas todo se volvió negro.

    Ahora te vez mejor.

    Falta una noche lo sabĆ­a, hoy tenĆ­a que morir, sólo escuchĆ© como llegaba, una presión en el pecho apretaba mi corazón, era como si su mano lo apretara a libre voluntad, rasgó mi órgano, sentĆ­ como el mĆŗsculo se desgarraba, la sangre no llegaba a mi corazón de buena forma, sólo me susurró algo al oĆ­do.
      
    Yo no soy la muerte, la muerte es tranquila y pacƭfica, a mƭ me gusta el sufrimiento, tendrƔs que esperar que venga por ti.

    Al salir el sol, sentí paz, había llegado, me envolvió en su calor y todo se apagó.

    Nadie aprecia a la muerte, yo lo hago ahora.

    Espero que hayas disfrutado la historia, en la canción recomendada tenemos: The unforgiven por Metallica.

    Bueno por mi parte eso es todo nos vemos el viernes :D 


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Soy Fernando un lector amante del rock, esnifo letras y escupo poemas.